lunes, 12 de octubre de 2009

Otro dolor para Berlusconi


Siempre tras una derrota lo que debe venir es una victoria o como mínimo, un empate. Después se analiza el cómo y los porqué, pero las conjeturas de lo que se ha jugado siempre se digieren mejor con tres puntos en el bolsillo. Más si a eso se le suma la trágica semana, con la intolerancia del hincha, con la propuesta de cientos de fanáticos de terminar a lo Bonzo, tras la emboscada a un grupo de jugadores para hacerles saber su disconformismo, luego de que le rompieron los vehículos a integrantes del cuerpo técnico... No, eso no paso, por suerte y porque es inconducente la violencia en todo sentido de la vida. Pero algunas frases que resonaron durante la previa al cotejo frente a Italiano tuvieron ese tinte. Casi beligerante. Bueno, no tienen idea de lo que es un hincha caliente entonces, porque hace tiempo que el fanático Cervecero no tiene ese tipo de actitudes. Porque los gigantes están dormidos, casi que lo miran con indiferencia y en ese combo, el simpatizante ha ido perdido la ilusión y va por inercia al Centenario. Porque no le ofrecen nada, demasiada desilusión. Pero queda bien a la hora de los justificativos endilgarle males a los hinchas, porque ya es un costumbrismo. En ese clima, espeso para muchos, de relajo para otros, ya acostumbrados a los masasos, Quilmes solamente le ganó a Sportivo Italiano. Un deslucido equipo que justifica en varios jugadores su lugar en la tabla -último- pero que con Britoz a la cabeza atesora el milagro. Solo eso. Bueno, los de Bianco sumaron de a tres ante este plantel, para desgracia de este fútbol resultadista que pone a Cachin Blanco en la cornisa, otrora forjador de un team campeón que se paseo por la Primera B,. Estos torneos come técnicos también incluyen a Bianco, y con los buitres oliendo carne, la salida en caso de derrota era casi un hecho. Pero por suerte, este proyecto se avaló en el resultado, en los 15 puntos que suma el Cervecero y en la predisposición de José María al laburo. Eso parece que no se negocia. Pero puertas adentro, Chaucha hay que cambiar, el equipo necesita de sonrisas, de idea de juego, de convicción, de que el nueve sea el nueve. De que a Cardozo le digan, usted zurdo anímese por la banda, hágala suya. De que el par del centrales sea el mismo, que se conozcan los gustos, que sepan el nombre de sus hermanos, de que sean GPS en caso de estar perdidos. La identidad se hará primero en pequeñas sociedades, pero basta ya de pruebas cuando han pasado tres meses del armado del plantel. Bueno, Quilmes es una conjunción de partituras que tocan distintas melodías. Que algún día suenan lindo (nunca perfecto) y en otras oportunidades, aturden al mas sordo. Creo que falta convicción, la misma que tiene Berlusconi para creer que a los 70 aún es sexy...

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