lunes, 9 de noviembre de 2009

Banco Bianco (cree en mi)

Aquellos que bajo el lema, “después del 1-0 te cierra el partido y nunca lo doblegarás”, fundamentaban tres puntos en el buche, cómo harán para encontrarle la frase justa a este Quilmes de segundos tiempos, de segundos 45 minutos. De mono con navaja, de ir hasta el filo de lo que permite el corazón, de jugar con fuego sin guantes de amianto. Una prueba más arriesgada que pensada o elaborada. No cabe en ninguna cabeza pensar que Bianco en la charla técnica les dice a los jugadores, “muchachos, veamos como pinta el partido, y en función de ello, planificamos el complemento”. Claro que no. Aunque Merlo, Rafaela (perdió pero tuvo una mejor imagen), San Martín de San Juan, Olimpo, Italiano, Instituto, Defensa y Justicia Unión, y el más próximo, San Martín de Tucumán. Para Bianco las segundas partes siempre han sido mejores, o puede que ahora lo justifique solamente desde el resultado. Aunque Quilmes también desde lo futbolístico le de un poco de esperanza a la tabla de posiciones de los segundos tiempos. Aldosivi se mostró como la excepción a una regla, que hoy tendría a Quilmes puntero único sacándole un par de leguas a los contendientes.
Es Bianco el que decide los inicios pero es también el coach el que acomoda las naves en el complemento. Valor agregado de modificar esquemas, de ver cómo ganar los partidos, de ser el caballero de la angustia. Bianco va llegando hasta el extremo y su espalda soporta de los mas variados insultos, la paciencia se acaba, se va por un tobogán al cual los hinchas ya no se quieren subir nunca mas. El Cervecero es de ley pero muestra una imagen que invita a cobijarlo a darle cariño. Soporta demasiado y en ese contexto explota ante la minima respuesta en ese verde césped casi billaresco. Y qué analizar para no caer en esta red a la cual nos ha llevado el técnico. Una red de la cual sale de manera fácil, cosa que no lo es. Ahora, y para no ahondar en conceptos ya conocidos, Quilmes físicamente es el mejor o uno de los mejores del campeonato, porque tener resto en los últimos 45 no es para despreciar. Entonces, si le damos crédito a aquellos que cierran los partidos tras el primer gol, cómo no ofrecerle potestad a quién va en busca de acomodar el corazon del hincha en los segundos 45 minutos. El crédito es todo suyo Bianco, pero a no confiarse por más plafón que le den todos los partidos en que las piernas con medias blancas derrotaron a aquellas que ya están a la altura de los tobillos.

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